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La vida expresa sus paradojas al crear itinerarios en la existencia de cada ser. A menudo de maneras caprichosas. A mí me suscitó la fortuna de quererte, aferrar mis manos a tu figura y mi vida a la tuya. Transcurrida una buena parte de nuestra existencia, me doy perfecta cuenta de ello y me alegra. No estoy seguro de asumir que se trate únicamente de algo exterior a nosotros. Sé que decidí quererte; y tú, inesperada y particularmente, también. Sin embargo, no aparecen razones claras para ello. Por tanto, concibo en mi corazón un entramado de circunstancias que han favorecido este cariño a través de los años, y que lo ayudan a permanecer: los vínculos, la cercanía, las coincidencias, los gustos, una conexión oculta pero real, una constante tensión entre atracción y temor, placer y culpa, ¿Quién puede descifrar algo tan intrincado y bello? ¿Por qué y de qué modos la presencia tuya, puede hacer que mi mundo y mi existencia se detengan, para girar completamente en torno a ti? ¿Quién determinó algo tan misterioso, tan sublime?
Es fácil ser consciente de que la misma experiencia es vivida de formas diversas por muchas personas en el mundo, hasta hoy. La historia de los seres humanos está impregnada de nuestras locuras y nuestros apasionamientos por amor ¡Pero es tan bello para mí tener semejante privilegio! ¡La proximidad íntima con algo así de sobrecogedor, tan divino y humano! Y nuevamente, por el hecho de ser la vida inusitada y nuestros caminos impredecibles, pienso que tu existencia y la mía están envueltas en ese velo de incertidumbre y vitalidad que las hace únicas. Al menos en esta orilla del mar.
Contigo Aprendí - Cheo Feliciano & Armando Manzanero
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