Abril 17 de 2012
12:14
A veces imagino cómo hubieran sido las cosas si nuestro amor hubiera echado raíces y pudiera verte junto a mí cada mañana. Sé, es una locura, pero me llena la vida de alegrías imaginarte conmigo. Escuchando tu voz, tu sonrisa, viendo tu manera de hacer las cosas cada día.
Alguna vez pensé que me había cansado de ti, como de otras mujeres. Pero llevo veinticinco años de no parar de pensar que eres lo más lindo que pude soñar. Es verdad, las cosas no pudieron ser, y es tarde para pensar "qué tal si...". Pero de muchas maneras hoy sé que no me canso de planear buscarte en mis recuerdos, pues en la cotidianidad de mi soledad estás tan lejana como, cuando en vano, intento encontrarte en las calles que recorrimos hace tantos años ya... Soy feliz al pensar que amé tanto a una mujer que no tiene la conciencia de ello. En el fondo es lo mejor que puedo hacer. No tiene sentido dañar tu corazón y romper tu existencia por mi locura. Sé que debes vivir la vida que quisiste, aun cuando no todo en la vida nos sonría.
Imagino la alegría de abrazarte en silencio mientras duermes, acariciar tus hombros y tu rostro en la oscuridad de la alcoba. Es un placer negado, y no quiero más que eso. Bastante daño me he hecho y le he propinado a otras personas por querer atraparte en otras mujeres. Nada podrá robarme lo que tengo en mi alma por ti. Pero, al mismo tiempo, nada podrá remplazar lo que pudiste ser para mí. Es entre el dolor de cada día tras tantos errores cometidos, que aparece una pequeña estrella en mi horizonte, causándome la idea de que, quizás en un universo paralelo a este que me ha tocado sufrir sin ti, somos felices. Que tomamos las decisiones justas y mis ojos se alegran cada mañana por abrazarte en silencio mientras duermes y acariciar tus hombros y tu rostro en la oscuridad de la alcoba.
Tal vez estos suspiros se escapen, por los caprichos de este amor que no se apaga, a alimentar mis ilusiones en otros mundos, donde estás tan viva y tan presente.
¡Cuánta agonía, cuanta insatisfacción en la ausencia de lo amado! ¡Tan grises son los años sin ti! Me pierdo en la tristeza para embriagar mi corazón con el sueño de estar contigo, mi amor. Me atormenta la pena de saber que iré al largo viaje sin haber acariciado el sueño por el que me comprometí a vivir a mis diecisiete años. Me hundo en la tristeza, profunda angustia, amarga soledad de ti. Me calienta el corazón recordar aquellos instantes perdidos ya, lejanos y borrosos, donde estábamos juntos. ¿Qué pasó con mis ilusiones, hasta dónde se han marchado mis suspiros de juventud que no han podido atrapar más que lágrimas en el frío de cada noche durante estos largos años sin ti? ¡Cuánto ansío la muerte para hacer descansar mi alma de esta soledad, pues hasta en mis sueños estoy esclavizado a la agonía de saberte perdida! ¡Si tan sólo vinieras, si tan sólo escucharas este corazón que envejece mientras aún canta para ti! ¡Si supieras que eres mi alegría, la ternura del rocío en la mañana y la esperanza que atrapo en mis noches más amargas! ¡Si te acercaras a enterarte que este loco amor que comenzó siendo mi embriaguez hoy me mantiene en pie mientras te espero en el puerto al que no regresaste!
Cuando leas esto, como aquella triste noche de Marzo, tal vez entiendas otra vez que alguien determinó en el pasado que mi corazón fuera tuyo, y que la ilusión de tenerte sin lograrlo, toda mía. Nunca será tarde si aún en mi ausencia lo sabes, y puedes dormir sabiendo que alguien te amó y deseó tu bien sin pedir nada más que la alegría de amarte.
Al frío silencio regreso, mientras la oscuridad me empapa nuevamente el alma....
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