Mayo 28 de 2022
14:51
Te llamo, por tu nombre, Liliana,
nombre infinito, nombre prohibido
y una suavidad en el silencio me responde,
no estás, te has ido y te espero.
¡Cuánta falta me hacen tu alegrías!
como si naufragara sin ellas,
como si no fuera yo mismo sin ti cerca,
extraño la música de nuestras tardes,
los extravíos de nuestras noches,
las agitaciones de tu vientre,
cuando, tras recibirme,
tu garganta emite sus mejores cantos.
Ansío tus labios, pulpas carnosas,
donde empezaron mis desvaríos
y terminan estos delirios de tenerte;
poemas de romance, libros de ausencia
que guardo en mi mente para no perderme;
cómo pueden caber tanta ternura,
tanto deseo, placer y miedo a la distancia,
por tu esencia de mujer ligada a mi médula
irradiada desde tu manera de mirarme
de estar conmigo y amarme.
¡Cuán vacías mis manos sin acariciarte!
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