Octubre 31 de 2020
10:23
Te rapté una tarde
te secuestré cuatro horas
te perdiste conmigo
donde nos nos hallaran.
Tú, mirabas callada,
cómplice sensata
de mis locuras de verano
de mi necesidad de ti.
Y en tantos ires y venires
nos habituamos al sol
a la luna y los silencios
fugitivos de las noches.
¿Cuándo sabré el misterio
que me hace regresar
y que vuelvas gustosa
en nuestra danza interminable?
Sólo sé que en tus sueños
quisiera quedarme
y que volaras conmigo
a las fronteras de lo imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por regalarme tu tiempo y permitirme compartir estas líneas. Deja tus comentarios con el corazón, tal como yo he regado estas cartas.