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Mil horas de pensarte
evocando en el frío nocturno
y en los espasmos de la madrugada
un beso
un hasta pronto
un paraguas olvidado
y el roce indescriptible de nuestros pechos desnudos
bajo la ducha
donde nos volvemos a saludar
tras haber amado
quizás para borrar toda evidencia
quizás para dejarlas todas impregnadas en la piel
quizás para prometernos en un bautismo simbólico
que habremos de volver a vernos.
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