Diciembre 26 de 2019
22:36
Llegaste y se alejó esa nada infinita en que naufragaba. Quizás no apareciste en el momento preciso en que te esperaba. Y ya no caben lamentos, pues valió cada segundo el aguardarte entre tinieblas. Bien sé que también fue mi culpa nuestra separación primera, que casi se lleva mi vida. ¡Pero llegaste! Y no se extraña la oscuridad cuando llega el sol de medio día. Llegaste con tus besos, con tus aromas de mujer y esa cálida piel que sabe arder con mis caricias. Llegaste para quedarte. Y transcurrido este tiempo de maravillosos encuentros a media tarde, inaugurando noches entre jadeos y gemidos, amando hasta que las líneas del tiempo o los vapores del vino se nos esfuman, sigo esperándote. Te amo y no hallo otra manera de definir quien soy, tras todo este tiempo, estas tardes y estas noches. Esta ansiedad me abandona tan sólo unos instantes después de separarnos y regresa con la misma fuerza, sólo para añorar que regreses.
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