Junio14 de 2018
00:23
Sabor de intimidad
y nuestros vientres jugando
su juego furtivo;
yo muy dentro tuyo,
tanto como permiten
las fronteras de tu placer;
tú, siendo tan mía,
debilitada al ser poseída
tus ojos cerrados
y los gestos divinos
de una mujer en ebullición.
Laten tus colores
suenan tus cantos de amores
y me regalas
el paisaje de tu rostro
de tu deseo ardiente e inconfeso
en un orgasmo prolongado
generoso y convulso
cargado de tus frutos
como cosechas de verano
como medio día de estrellas
Visión divina, visión tuya
atrapada entre mis brazos
atrapado entre tus piernas
y los ojos trémulos
diciéndonos el amor
haciéndonos la vida;
como un libro que se abre
un capítulo adelante
para explorar cada vez
los límites que nos distinguen
y la sangre que nos hace uno.
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