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Volví a verla
y me traicionaba la mirada
me delataba la respiración
y esta aprehensión
a quererla mía.
La tocaba
gentilmente como a una rosa
apenas podía sentir su latir
pero era suficiente dicha
para esas horas.
A veces la miraba
y ella a mí
como gritando nuestros secretos
con la intensidad de los ojos
y la alegría de sabernos juntos
como amando con gestos
como cantando con señas
bailábamos y era todo.
Mas sus manos,
esa sensación de saber que era ella
era todo cuanto necesitaba
sus besos aplazados
su cuerpo postergado
su sexo en espera
para hacerme vibrar
era una promesa entonces
y la espero con ansiedad
con la fascinación
de la primera vez que la vi
y me enamoré de ella.
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