lunes, 28 de diciembre de 2015
Pálida Melancolía
Diciembre 28 de 2015
15:20
En aguda mueca de lo inaudito y lo recurrente,
me resultan tristes las cavilaciones.
Pues al mirarte en el horizonte perenne de esta melancolía,
(noctámbula compañera que me dejaste con un beso en la boca,
que me acecha y me remuerde en los hondos suspiros de las lunas llenas)...,
un pesado frenesí reaparece al evocarte en estos años de amarte a solas:
Pues con tanta fiereza se devasta mi universo,
(mi universo eres tú y no te lo había dicho),
cuando te traigo a la memoria,
y luego te robo unas palabras jamás pronunciadas,
regalos de la vida y néctares de opio que me esclavizan a tus perfumes,
que detienes todo al instante, y nada más acontece que tú delante mío.
Se detiene el tiempo si retornas con un dejo amable en tus dedos,
se paraliza mi existencia y sólo importa sentirte al otro lado de este cielo.
Si sonríes al saber que te quiero, si suspiras en secreto por estas penas de tus silencios
si me dices que soy más para ti, que un perdido momento
Si me regalas las flores de tus manos,
si me embriagas con un beso perdido, amor
!Cómo se detiene toda la historia, el viento y la carga milenaria de las respiraciones pasadas!
¡Cómo colapsan las estrellas en la arremetida del silencio expectante!
Sólo tu presencia,
tú hermosa, pálida melancolía de ojos tristes,
que al hablar niegas con tu acento la muerte de este amor resistente,
y le regalas la vida para no morir nunca,
Pues aún partiendo yo a la oscura sombra del olvido,
o yéndote tú de este cielo creado por Dios para que vivas en otro menos austero,
esta pasión persiste, adquiriendo tonos nuevos como el amanecer frente a la montaña.
la montaña de mis sueños, de mis perdidos intentos por retenerte a mi lado.
Háblame, amor, es fresca aún la tarde y el reloj de mi alma late con fuerza,
pues mientras detengas este universo, brotarán renuevos de esta ilusión perenne.
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