Mayo 28 de 2019
20:36
Me enredé en tus pupilas
me fascinó tu primer beso
me regalaste un suspiro
y se ancló en mi sangre.
¿Quién puede presentir
el rumbo caudaloso
y detener entre las manos
la fascinación del alma?
Navegué en tus mares
me embriagué en tus aromas
y supe entre amarguras
el dolor cruel de tu ausencia.
Y una tarde, de algún modo,
encendiste una lámpara
que alumbró mi corazón
para esperarte de regreso.
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