Febrero 28 de 2020
7:35
Te miré
y fue como las otras veces
sentir que se agitaba esa delicada fibra
en mi pecho, en mi vida
mientras te acercabas.
Qué hermoso tu rostro en la luz
y cuánto más en la penumbra
dejándome adivinar tu sosiego
tu alegría genuina
sabor a vino.
Te quería, como las otras veces,
con la ansiedad del condenado
con la impaciencia de un niño.
Y al tomarte
con pausas alucinantes
bebí el vigor delicioso de tu feminidad
tu sexo era una flor húmeda y abierta
y tus gemidos, música.
Te tuve
y te fuiste con la noche
a destellar otros horizontes con la mirada
yo llevaba en mi boca tu sabor
y tú te llevaste mi vida.