Septiembre 29 de 2015
22:57
Ante la blancura nívea de la luna que mira,
me hieren espinas que tantas han quedado
dolores mudos, testigos de tu lejanía
otoños tristes que se entretejen con veranos.
Te fuiste, mucho antes de mi amarga partida,
y quedé perplejo doliéndome tus desganos,
hasta la angustia profunda de saberte perdida,
y esta nostalgia que aún no se ha apartado.
Me quedó el rastro de miradas infinitas,
goteando frías desde tus ojos amados,
¡Oh flores, que se estremecen marchitas!
Por la premura de tu seno aprisionado
Viajan indolentes mis alegrías extintas
¡Oh placeres que se volvieron quebrantos!